Cholula, la ciudad sagrada o milenaria, desde tiempos prehispánicos, era considerada un importante centro ceremonial hacia el año 500 a.C. En ese entonces, Cholula era un lugar de adoración al dios de los comerciantes y mercaderes, Quetzalcóatl, y al dios de las nueve lluvias, Chiconahui Quiahuitl. El 8 de septiembre, la gente acudía de muchos lugares para adorar a sus dioses, agradecer por la fertilidad de la tierra, pedir lluvia y abundancia en sus cosechas. Los rituales incluían danzas y bailes, atrayendo a un gran número de visitantes. Cholula, al estar en una ubicación estratégica, era un punto central para los comerciantes que llegaban de distintas partes del país, principalmente del centro, sur y sureste, siendo un camino de paso hacia la gran Tenochtitlán, convirtiéndose en un lugar importante para el trueque. Con la llegada de los españoles, a partir del año 1521, comenzó la evangelización a través de los frailes franciscanos, quienes optaron por fusionar la tradición cholulteca con el cristianismo, reemplazando a los dioses prehispánicos, Quetzalcóatl
y Chiconahui Quiahuitl, por la Virgen de los Remedios. De esta manera, la tradición se mantiene viva, fusionando elementos prehispánicos con elementos religiosos. PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE DEL ESTADO
El trueque de San Pedro Cholula fue declarado Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Puebla en marzo de 2023, por el Gobierno del Estado de Puebla, a través de la Secretaría de Cultura, reconociendo los valores culturales, antropológicos, históricos, artísticos y tradicionales de este intercambio, así como la difusión y preservación de los usos y costumbres de los cholultecas. Jorge Alfredo Torres Huerta, con orgullo, concluyó esta entrevista: “El gusto por el trueque nace en los cholultecas desde nuestros ancestros, bisabuelos, abuelos y padres.